Arquitectura religiosa. San Miguel de Aralar

ARQUITECTURA RELIGIOSA

A continuación incluimos ejemplos de arquitectura religiosa distribuidos por épocas y zonas.

Edificios Medievales
Edificios de pequeño tamaño, construidos en hermosa piedra, con un aspecto exterior rústico, nada ostentoso. Casi todas las construcciones datan de los siglos XIII, XIV, XV.
En Larraun, Pertenecen a esta época las iglesias de Alli, Arruitz, Azpirotz, Iribas, Lekunberri, Oderitz, Aldatz ( Parroquia vieja), Lezaeta.
En Araitz: Arriba, Gainza, Uztegi, Betelu ( portada).
En Basaburua: Beruete, Itxaso, Igoa, Erbiti, Gartzaron, Udabe.
En Ultzama: Monasterio de Belate.

Edificios Renacentistas, Barrocos y Neoclásicos
En Larraun: Astitz, Baraibar, Etxarri, Uitzi, Mugiro.
En Basaburua: Igoa, Orokieta, Iaben.
Leitza: Edificio XVI, reformado en el XVIII.
En Ultzama: Alkotz, Arraitz, Zenotz, Eltso, Larraintzar.

Edificios de los siglos XIX y XX
En Ultzama: Auza, Eltzaburu, Gorrontz-Olano, Gerendiain, Ilarregi, Iraizoz, Juarbe, Lizaso, Urrizola.
En Larraun: Albiasu, Aldatz (Clarisas), Aldatz (parroquia), Errazkin, Gorriti, Lekunberri (Clarisas), Madotz.

En prácticamente todas las localidades podemos visitar hermosas ermitas de montaña, situadas en sitios inolvidables. Se recomienda, siempre que se pueda, visitar los edificios religiosos por dentro debido a que el interior muchas veces depara no pocas sorpresas.

Iglesias medievales del valle de Larraun
Alli, Arruitz, Azpirotz, Iribas, Lekunberri y Oderitz mantienen hoy en día iglesias del medievo encuadradas entre los siglos XIII y XIV. La belleza de estos edificios, situados en lugares rústicos y sencillos, ha sobrevivido durante siglos a las guerras que sufría la zona por su carácter fronterizo.

Muchos han sido los pueblos que han tenido edificios religiosos del medievo. Los incendios y los enfrentamientos han acabado con casi todos. Todas las iglesias se caracterizaban por ser edificios de una sola nave, de pequeño tamaño, con ventanales casi inexistentes, con una imagen exterior de ermita rodeada de rusticidad y poca decoración, salvo en las columnas que enmarcan los accesos principales. Su fuerte torre-campanario, útiles seguramente para avistar al enemigo, tienen una construcción posterior. Todavía se pueden contemplar en muchas de ellas algo de decoración en las ventanas de las cabeceras.

Algunos de estos monumentos se encuentran en perfecto estado. Otros no han tenido tanta suerte. Sin embargo, todos tienen algo de particular y destacable como el pórtico decorado de Iribas, la pila de Arruitz, las cabeceras de Oderitz y Azpirotz, la estructura en cruz de la iglesia de Alli - única con esta forma y hecha con posterioridad a la primera construcción medieval con nave única - o el retablo barroco de la Iglesia de Lekunberri. Todas cuentan con pilas bautismales de la época, rústicas y con alguna decoración, y con retablos posteriores a su construcción - algunos renacentistas, otros barrocos y otros del siglo XIX-.

La situación privilegiada de todas ellas invita a disfrutar del paisaje que les rodea y a recorrer los senderos que llevan hasta ellas. Una magnifica excursión que permite contemplar la belleza del arte representada en estos edificios.


SANTUARIO DE SAN MIGUEL DE ARALAR

Protegido por el monte Artxueta, en una pequeña llanada que se extiende a sus pies, se alza, sobre el corredor del Arakil y frente a la mole de San Donato, el santuario de San Miguel, hasta el que llega la carretera de Lekunberri.

Su origen, envuelto en leyendas, es probablemente mucho más antiguo que el santuario que podemos contemplar en la actualidad. Aunque parece que existen restos de un templo carolingio del siglo IX, las primeras fechas documentadas de su existencia son de 1032, en un documento del rey de Navarra Sancho el Mayor, y 1074, fecha de la primera dedicación de la actual iglesia románica. Su terminación data de 1141 y la pequeña iglesita que se encierra en su interior y en la que se conserva la boca de una pequeña sima por donde la tradición dice que huyó el dragón de la leyenda de Teodosio de Goñi, es posterior, de finales del siglo XII.

Al exterior muestra tres ábsides, el central poligonal y una bella portada cubierta por una especie de atrio cubierto y cerrado. Tiene tres naves, la capilla citada en el último tramo de la nave central y un nártex transversal al que se abren tres puertas correspondientes a las tres naves.

Pero si bello es el interior del santuario, no lo es menos el mobiliario, compuesto fundamentalmente por la imagen-relicario de San Miguel con la cruz sobre su cabeza, toda ella forrada de plata sobredorada, y la obra cumbre de la esmaltería europea, el frontal de esmaltes románico del siglo XII. Lo preside la mandorla central de Santa María con el Niño, rodeada por los símbolos de los evangelistas y a la que acompañan 12 esmaltes de apóstoles, reyes magos, un ángel y otras dos figuras sin identificar. Fue robado en 1979 y recuperado en 1981.

Además del santuario, hay una ermita frente al ábside dedicada a la Santísima Trinidad y, anexo al santuario la casa del capellán y una hospedería y refugio.